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ENTREVISTA A NUESTROS HÉROES. XXIV.
Hoy compartimos dos entrevistas, en primer lugar a Ntra. Hna. Elena María Blanca Velázquez, farmacéutica en Farmacia Rider, en Alcalá del Río. En palabras de ella: ”soy Blanca por mi padre, Velázquez por mi madre y orgullosa de serlo. Me crié en una familia generosa y con dos ángeles que orientaron mi amor por Cristo y su Santísima Madre: mi tía Elena y mi tía María de Los Ángeles. Soy vecina de nuestra amada localidad de Alcalá Del Río desde que nací y me siento feliz entre su gente.”
1.- ¿Estás realizando ahora mismo el mismo trabajo que desempeñabas antes de empezar la crisis? En el caso de que tu trabajo haya cambiado, ¿en qué ha consistido el cambio?
Me licencié en filología y gracias a los buenos consejos de mi padre también lo hice en farmacia. Estoy al servicio de mis paisanos en la farmacia de Manuel Rider junto con mis compañeros. Fundamentalmente el servicio a la población es el mismo: dispensación de medicamentos, consejos relacionados con la salud y los menesteres de nuestra bendita profesión. Desde el Servicio Andaluz de Salud nos han asignado otras tareas para facilitar el acceso a los medicamentos a toda aquella población que se encuentra en situación de desamparo. Tratamos de inculcar calma y facilitar las instrucciones básicas para evitar el contagio.
2.- ¿Cuando te diriges hacia tu lugar de trabajo qué piensas, en qué pones tus pensamientos? y cuando llegas, ¿qué te encuentras?
Al iniciar mi jornada, antes de salir de casa y para sosegarme, me arrodillo, me persigno y rezo a Nuestro Señor para agradecerle el nuevo día que emprendo y le pido que me ilumine en cada decisión, que yo sea su instrumento... en sus manos me pongo. Al regresar a casa vuelvo a agradecer a Dios y su Santísima Madre el servicio que he prestado y que me hayan acompañado en cada momento.
3.- De todo lo vivido hasta ahora, ¿cuál ha sido tu peor experiencia? es decir, la vivencia más negativa.
He sentido el nerviosismo colectivo, el miedo apoderándose de la razón y anulando nuestra fe. La indefensión de una sociedad expuesta a un peligro frente al que carece de medios para protegerse. La incapacidad de los gobernantes para proveer de material a nuestros compatriotas.
4.- ¿Y tu mejor experiencia? es decir, la más positiva.
Nos dimos cuenta de que mucha gente no podía acudir a la farmacia para retirar la medicación para sus tratamientos, así que decidí ponerme en contacto con nuestra hermana Amparo Inmaculada para transmitirle este hecho, a sabiendas de que ella me iba a encaminar a la solución. Efectivamente, mi muy admirada Amparo Inmaculada, comentó el hecho a los responsables de nuestra siempre comprometida Hermandad de Vera +Cruz y organizaron rápidamente un grupo para conectar con las personas que necesitaban ayuda y recoger sus medicamentos. Detectar una necesidad y resolverla de una forma tan eficaz y rápida es signo de ser bendecidos por Dios, lo cual es una sonada característica de nuestra congregación. Raúl y Dani se presentaron en seguida para prestar su inestimable servicio. ¡¡Me sentí tan agradecida y orgullosa de mis hermanos!!
5.- ¿Con qué te quedas de todo esto?
Debemos aprender que somos vulnerables, que no somos dioses y que tenemos que ser más humildes . Necesitamos más tiempo de silencio y recogimiento para hablar con Dios . Darle más espacio en nuestras atareadas vidas. Transmitir a las generaciones venideras que el hombre sin Dios está vacío . Agradecer al Cristo De la Vera Cruz cada segundo de existencia en este mundo, la oportunidad que nos da de ser buenos cristianos. Recuperar el centro del hombre: Dios.
6.- Y para finalizar, ¿qué necesitas, qué le pedirías al Cristo y a la Virgen?
Le pido a Nuestros Titulares que aumenten la fe en todos nosotros . La fe mueve montañas, cuando lo creamos seremos capaces de ordenar nuestro mundo bajo la sinfonía del amor a Dios nuestro Salvador, el que todo lo puede. Imploro a Nuestro Señor que otorgue sabiduría y discernimiento a los encargados de aliviar esta pandemia. Que Dios esté más presente en toda la sociedad. Nosotros como hijos de Él y buenos hermanos debemos ayudarnos unos a otros, en la necesidad material pero también en la espiritual dándonos fuerza, ánimo y Fe. ¡Abrid de par en par las puertas a Cristo! Sólo Dios basta.
En segundo lugar, traemos la experiencia de Ntro. Hno. Álvaro Pino Velázquez, Enfermero de quirófano de Cirugía Torácica del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria.
1.-¿Estás realizando ahora mismo el mismo trabajo que desempañabas antes de empezar la crisis? En el caso de que tu trabajo haya cambiado, ¿en qué ha consistido el cambio?
Llevo más de 12 años trabajando en el área quirúrgica, la mayoría en quirófanos de urgencias y estos últimos tres, en quirófanos programados de varias especialidades. Nunca habíamos vivido una situación parecida, cuando todo esto empezaba, ante el crecimiento exponencial de casos y el temor de colapso en la asistencia hospitalaria, realizamos un plan de contingencia que consistía en suspender las cirugías programadas no urgentes y habilitar varios quirófanos como módulo de UVI. Debíamos prepararnos para asumir pacientes con cuidados intensivos. Afortunadamente, y gracias en gran medida a la colaboración ciudadana, la situación ha evolucionado favorablemente y en nuestro hospital la carga de pacientes COVID-19 positivos ha disminuido de tal manera que las UVI han soportado el estrés asistencial. Esto ha provocado que poco a poco se vaya retomando parte de la programación quirúrgica previa.
2.- ¿Cuándo te diriges hacia tu lugar de trabajo qué piensas, en qué pones tus pensamientos? Y cuando llegas ¿qué te encuentras?
Desde que esta crisis comenzó, cuando me dirijo al hospital siempre pienso en la evolución de los acontecimientos, en mi familia, en mi mujer, en como debo actuar en el trabajo para realizarlo de la manera más humana y eficaz posible sin doblegar ante la indiscutible preocupación y el temor por el riesgo al que estamos expuestos. Cuando llego al trabajo me encuentro un grupo humano excepcional que pone todo lo que tiene y más, para alcanzar el mismo fin. Compañeros y compañeras que se dejan la piel, literalmente, para dar una magnífica asistencia a nuestros pacientes, que son los que realmente lo están pasando mal durante esta maldita crisis.
3.- De todo lo vivido hasta ahora , ¿cuál ha sido tu peor experiencia?, es decir, la vivencia más negativa.
Son muchos los momentos difíciles, pero sin duda alguna lo más negativo es la falta de protección a la que el personal sanitario, y no sanitario se ve sometido. Si ya es difícil lidiar con el temor de ser contagiado, y no contagiar a los tuyos. Esto se vuelve casi imposible si en ocasiones, no contamos con las medidas de prevención y protección correctas.
4.- ¿Y tu mejor experiencia?, es decir la más positiva.
El agradecimiento de los pacientes, el trabajo bien hecho… Pero sin duda la mejor experiencia, es el trabajo en grupo. El compromiso de todos y todas para llevar a cabo este cambio en nuestro trabajo habitual, en el área quirúrgica, para adaptarnos y así ayudar a controlar esta emergencia sanitaria. La entrega por parte de compañeras enfermeras y enfermeros, médicos, auxiliares, celadores, compañeras de la limpieza, etc. ha sido y es admirable.
5.- ¿Con qué te quedas de todo esto?
Con la capacidad de respuesta que hemos demostrado todos. Hemos sido capaces de asimilar, en muy poco tiempo, conductas que antes solo veíamos en los cines. Los niños se han quedado en casa como campeones, los adultos además han tenido comportamientos empáticos y solidarios con vecinos y desconocidos. Se ha parado todo lo que antes nos parecía importante, para centrarnos en la salud pública, sobre todo para cuidar a nuestros mayores, que son los que más están sufriendo esta pandemia. Algo de lo que deberíamos estar orgullosos y ser capaces de interiorizar para que no sea flor de un día.
6.- Y para finalizar, ¿qué necesitas, qué le pedirías, al Cristo y a la Virgen?
No soy mucho de pedir, más de agradecer. Le doy gracias al Cristo de la Vera-Cruz por cuidar de mis padres, mi familia y mis amigos. De mantenerlos con salud, y dotarles de la fuerza necesaria para resistir esta situación hasta que podamos reencontrarnos en un inmenso abrazo. Le doy gracias a la Virgen de las Angustias por permitirme compartir esta vida, con todos sus avatares, con mi mujer, Ana. Y si tuviera que pedirles algo, sería por todos nosotros, por mi pueblo, por mi tierra, por mi isla. Para que nos ayuden a discernir, después de esta experiencia, las cosas realmente importantes y no volvamos a cometer los mismos errores.