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XXI Festival Vera-Cruz

La noche del sábado 29 de diciembre, se convirtió en una noche mágica. El XXI Festival Vera-Cruz, “Mi Gran Noche”, como se denominó este innovador formato del festival, fue una gran noche en todos los sentidos.

Más de trescientos veinte hermanos llenábamos el salón “La Alacena”, para compartir una noche navideña en hermandad, para compartir nuestros sueños e ilusiones, y sobre todo, para vivir una noche en la Vera-Cruz.

Comenzando por la bendición de la mesa por nuestro Hermano Mayor: “… Cristo de la Vera-Cruz, Tú eres la bendición para nosotros, por eso, en esta noche fraterna, bendice toda la tierra, bendice nuestro país, bendice nuestro pueblo de Alcalá, bendice a nuestra Hermandad de la Vera-Cruz…”. El Salón "la Alacena" sirvió una magnífica cena, que estuvo amenizada con música en directo a piano, y diversos momentos estelares con la actuación de nuestros hermanos, que nos deleitaron con sus maravillosas voces, como Carmen María Velázquez cantando “Lágrimas negras”, Leovigildo Andrés cantando "El Patio de Reverte", Magdalena Ramírez con "Nana de Navidad", y Gabriel Ruiz, con "La Novia de Reverte".

Al finalizar la cena, entraron las estrellas, encarnadas en los niños cruceros, que danzaron llenos de luz entre las mesas, portando un mensaje de paz, amor y esperanza.

Concluye la noche con la proyección del video "El Orgullo de ser de la Vera-Cruz", felicitando la navidad y el nuevo año a nuestros hermanos. Y terminamos con un baile reproducido por nuestros jóvenes, que invitaron a los comensales a bailar y a celebrar el año nuevo crucero. Para terminar, compartimos el mensaje navideño de nuestro Hermano Mayor:

¿Qué dirán hoy los hermanos que nos faltan y nos miran desde el cielo? ¿Qué dirán hoy nuestros abuelos, nuestros familiares y amigos que ya no están con nosotros? La Hermandad es la verdadera Memoria de nuestra vida; y ser de la Vera-Cruz es una forma especial de entender los recuerdos de nuestra historia personal. Tenemos una forma de sentir distinta. No depende de riquezas, lujos, reconocimientos: La Vera-Cruz  no entiende de apariencias, sino de vivencias.

No dejemos nunca de recordar y reivindicar a los cruceros de antaño, porque gracias a ellos hemos llegado hasta aquí. Dediquemos todos en primer lugar un emotivo aplauso a nuestros hermanos y familiares que nos faltan y que nos han dejado su recuerdo intemporal a través de la Hermandad.

Nuestra Hermandad llega a la Navidad 2018 desde un camino de esperanza y de misericordia. Esperanza porque a pesar de las dificultades de los tiempos que nos ha tocado vivir, seguimos luchando juntos por generar ilusión. Misericordia porque buscamos ayudar y aportar soluciones para Alcalá del Río antes que nuestras necesidades.

Somos conscientes de que una Hermandad no debe mirar sus proyectos  hacia dentro, sino hacia fuera, hacia lo que necesita Alcalá del Río y la Iglesia en general.  Y en ese empeño nos sentimos solos, pero somos fuertes. Más fuertes que las excusas.

Somos conscientes de que nuestros retos van a ser muchos, porque Alcalá del Río mira primero hacia nosotros cuando el pueblo tiene necesidad. Y eso, más que retraernos, nos enorgullece. Somos conscientes del papel que nos toca por el peso de nuestra historia.

En ésta Navidad, quiero acordarme también de todos los grupos que llenan de vida durante el año la Casa Hermandad: nazarenos de paso, Grupo Joven, formadores, cicerones, archivo, Cáritas, donantes, grupo de Vestidores, Vida de Mayores, los trabajadores de la Residencia, los catequistas de la parroquia… y quería tener una mención especial a lo que llamo las “Manos Invisibles”, esas manos de hermanos y hermanas que siempre están dispuestas a ayudar en cada momento del año: Limpiando la Iglesia, la plata, ayudando a la priostía en las noches de traslado...

También quiero reivindicar el papel fundamental de nuestros jóvenes, que han participado masivamente en el Plan de Formación integral de la Hermandad, convirtiéndose en el verdadero sentido de nuestro cometido. Queremos enseñar desde el ejemplo, y no desde las palabras. En éstos tiempos donde quieren hacer ver a los jóvenes que no hay verdades absolutas, que todo es opinable y donde el populismo también ha llegado a las Hermandades, no dejemos que nos quiten el sitio a nuestros valores; solo la Cruz permanece como referente para que nos abracemos a ella en nuestro día a día. Frente a las modas y el egoísmo, repitamos lo que nos decían nuestros mayores: “Toma tu Cruz y Sígueme”.

En ésta navidad 2018 hermanos llegamos listos para enfrentar el futuro con un horizonte cierto: El 50 Aniversario de la Coronación Canónica de nuestra Madre de las Angustias. 2018 ha sido un año intenso de planificación: hemos iniciado el desarrollo del Convenio que firmamos con Cáritas Diocesana para analizar nuevos proyectos de asistencia social, hemos constituido un grupo de trabajo con antiguos miembros de las juntas de oficiales pasadas, hemos conseguido cerrar con el Ayuntamiento un nuevo acuerdo para disponer de suelo donde desarrollar nuevos proyectos… Hemos iniciado con Talleres Villarreal una inversión de varios años para la reforma total de nuestros enseres… En suma, el mejor regalo de esta navidad 2018 es que estamos listos para un nuevo impulso en nuestra historia que permita rememorar y robustecer aquél espíritu del 25 Aniversario. De alguna forma, hoy podemos decir empieza la cuenta atrás.

Listos para nuevos retos. Todos juntos en los próximos meses empezaremos a planificar lo que queremos que sea  el 50 Aniversario,  con la vista puesta en lo que ya tenemos y en lo que nos queda por conseguir.  Ese camino que por derecho propio nos hemos labrado es el camino que nos hace únicos y singulares no sólo en Alcalá del Rio sino en toda la Provincia de Sevilla.

Tenemos raíces y alas. Faltos de complejos que nos limiten, debemos pensar a lo grande y a la vez trabajar los detalles pequeños. No tenemos que inventar nada: Basta con seguir viviendo el Evangelio a través de nuestros hechos. El camino que nos queda se construye desde nuestros sentimientos actuales, con una actitud positiva de futuro, y con la tranquilidad de que nos hace fuerte nuestro cariño, el querernos y responsabilizamos los  unos de los otros. Siempre puede más el afecto que la división, el respeto y la afectividad que el vivir tristes y reivindicativos. Somos singulares en Alcalá porque somos felices dándonos a los demás mejor que quejándonos.

*Hoy hay más de 320 hermanos en ésta Sala. Casi 100 jóvenes. Me siento orgulloso de vosotros, y de serviros en ésta etapa de mi vida. Sois lo mejor que me ha pasado junto a mi familia. Nunca podré devolveros todo el cariño que he atesorado estos años.

La Historia nos juzgará como Hermandad. El futuro volverá la mirada y analizará qué hemos hecho para con los demás. En qué hemos depositado los “talentos” que nos entregaron. Y a buen seguro nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos repetirán acordándose de nosotros: Toma tu Cruz y Sígueme.

Que el Cristo y la Virgen os colmen de  bendiciones.

El Hermano Mayor.