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Virgen para Tiempo Ordinario

Impregnada de romanticismo, Ella es toda Hermosura

Se muestra, para tiempo Ordinario, nuestra Bendita Madre, María Santísima de las Angustias Coronada, entronizada con una antigua pieza de su ajuar, recuperada. Nos referimos a la saya que, con antiguos bordados en oro de realce, confeccionara, a principios del siglo XX, Dña. Aurora Reverte, sobre raso de seda color rosa; restaurada y enriquecida para la ocasión, con cenefa de guirnaldas compuesta por motivos vegetales y roleos en oro de realce, cordón y lentejuelas (pensamientos y flores en relieve de metal con cristal checo). Esta pieza le confiere a Nuestra Señora una impronta de marcado contenido estético y espiritual, mostrando su belleza joven e idealizada. LLENA DE GRACIA y semblanza divina en su rostro de Madre, engalanado con antiguo encaje de Bruselas, procedente de la mantilla que D. Antonio Reverte Jiménez regalara, como padrino de bautismo a Doña Elena Blanca Sánchez "Madrina", en 1900.

Se muestra, para tiempo Ordinario, nuestra Bendita Madre, María Santísima de las Angustias Coronada, entronizada con una antigua pieza de su ajuar, recuperada. Nos referimos a la saya que, con antiguos bordados en oro de realce, confeccionara, a principios del siglo XX, Dña. Aurora Reverte, sobre raso de seda color rosa; restaurada y enriquecida para la ocasión, con cenefa de guirnaldas compuesta por motivos vegetales y roleos en oro de realce, cordón y lentejuelas (pensamientos y flores en relieve de metal con cristal checo). Esta pieza le confiere a Nuestra Señora una impronta de marcado contenido estético y espiritual, mostrando su belleza joven e idealizada. LLENA DE GRACIA y semblanza divina en su rostro de Madre, engalanado con antiguo encaje de Bruselas, procedente de la mantilla que D. Antonio Reverte Jiménez regalara, como padrino de bautismo a Doña Elena Blanca Sánchez "Madrina", en 1900. Puras y rebosantes de amor sus manos en las que porta, pañuelo de encaje canario y medallas de oro con las efigies de la Virgen del Carmen y el Stmo. Cristo de la Vera-Cruz (mano derecha) y rosario de oro y cuentas de nácar; ramillete de azahares en plata dorada con perlas y circonios, y anillo de oro con perla japonesa (mano izquierda). Espejo nítido y sagrado de su infinita belleza, su imagen engalanada con cíngulo de corbatas de malla bordada en oro fino de realce, manto de damasco dorado y antigua toca en tul y bordados en oro. Pende sobre su saya, guardapelo de Reverte, en oro y rubí.

Gozo inefable al contemplar a la Madre de Dios con ráfaga de plata dorada que estrenara en mayo de 1965. Plentitud de gozo al nombrar su bendito nombre engalanado en su pecho con oro, circonios y turmalinas verdes. PULCHRUM EST MATER NOSTRA.