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Sin Pecado Concebida
Reflejo del esplendor de Dios, Nuestra Bendita Madre se muestra, en la belleza de la Gracia, ataviada para el Adviento, con terno compuesto por saya y corpiño en tisú blanco bordado en oro de realce con sedas polícromas, manto de terciopelo azul y cíngulo de corbatas a juego con el manto, recogido en su cintura, ambos bordados en oro de realce. Su hermoso rostro queda enmarcado por blonda dorada de concha y antiguo encaje de Bruselas. Sobre su inmaculado pecho, prendedor con anagrama en oro y esmeraldas del "AVE MARÍA", y antigua medalla de oro con la efigie del Santo Niño Jesús Naciente.
Porta en sus amorosas manos pañuelo de organdí con encaje y bordada la inscripción "Angustias", brazalete de oro y cadena con diez ágatas (estreno y donación de una Hermana de la Vera-Cruz) y porta rosario de perlas y plata sobredorada y ramillete de hojas de espiga en plata (estreno).
La cubre antigua toca de encaje dorado, y coronada con su presea más antigua, la de imperiales (siglo XVIII).
A sus pies, atributo apocalíptico, media luna de plata.
Bella flor de pureza inmaculada,
del jardín del Amor, divino anhelo,
reluciente estrella que desde el cielo,
a Alcalá fuiste Tú predestinada.
Esa angustia que subyace en tu mirada,
de infinita dulzura sin consuelo,
flores haces brotar del yerto suelo,
y es rocío del alma atribulada.
¡Quién pudiera, Señora, en tu calvario,
compartir noche y día en dulce espera,
como lámpara viva del Sagrario;
y ,siguiendo, al morir, tu pura estela,
conservar, cual preciado relicario,
la luz de tus ojos que nos vela.