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ENTREVISTA A NUESTROS HÉROES. XVII.

Es justo agradecer a todos los hermanos que, mientras se enfrentan cada día a esta alerta sanitaria con su loable trabajo, han tenido a bien colaborar con su testimonio para darnos una visión real de las circunstancias. Nos unimos a sus peticiones de nuestros Amantísimos Titulares de salud, firmeza y esperanza.

Hoy compartimos dos entrevistas, en primer lugar a Ntra. Hna. Mª Esperanza Bravo García. Concejala Delegada de Bienestar Social, Seguridad Ciudadana, Tráfico y Movilidad, del Excmo. Ayuntamiento de Alcalá del Río.

1.- ¿Estás realizando ahora mismo el mismo trabajo que desempeñabas antes de empezar la crisis? En el caso de que tu trabajo haya cambiado, ¿en qué ha consistido el cambio?

En estos tiempos de confinamiento, mi trabajo como responsable de la Delegación de Bienestar Social y Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Alcalá del Río, en esencia no ha cambiado, tan sólo en volumen. Ahora son más las llamadas, los emails, se publican decretos de hoy para mañana sin apenas tiempo para leerlos pero, a pesar de las prisas y la carga de trabajo, sigo intentando atender a los vecinos y vecinas aunque no presencialmente, sigo intentando ayudar en unas circunstancias muy difíciles y complejas para las que no estábamos preparados. Acabo de llegar, como aquel que dice, al área de los servicios sociales y estos meses han sido suficientes para darme cuenta que es una de las parcelas más duras dentro de la política pero a su vez, de las más gratificantes. Desde pequeña, en mi casa, se me enseñó con el ejemplo, que uno siempre recibe más de lo que da, que a la hora de hacer el bien a lo demás, no debemos esperar nada a cambio porque la mayor satisfacción, es saber que has hecho lo correcto o que al menos, lo has intentado. Esa es mi máxima, a la que aspiro no sólo en mi vida laboral sino también en la personal.

2.- ¿Cuando te diriges hacia tu lugar de trabajo qué piensas, en qué pones tus pensamientos? y cuando llegas, ¿qué te encuentras?

Tengo la inmensa fortuna de poder ir caminando a mi lugar de trabajo. Estos días, camino sola, deprisa, como si huyera de algo o de alguien. Con cada paso intento coger fuerza, y me voy diciendo que nos ha tocado estar en primera fila, que no valen excusas. Empiezo a repasar mentalmente las prioridades y a leer los WhatsApp que desde primera hora se acumulan en mi móvil. A veces, me he cruzado con alguna trabajadora de Atención a Domicilio e intento, aunque sea con la mirada, decirles: ‘GRACIAS’. Cuando llego al edificio de Servicios Sociales, los ‘buenos días’ de los compañeros y compañeras tienen un tono distinto, es como si nos diésemos ánimos unos a otros, como si supiéramos lo pesada que es la carga del otro. Es como si nos dijéramos sin palabras: ‘vamos a por un día más’. Lo que otros verían como mala suerte, todos los que allí trabajamos, lo vemos como una oportunidad aunque también es cierto que la urgencia de las demandas de la ciudadanía, nos poner en la línea de tiro y en muchas ocasiones, somos la diana perfecta para insultos y otras malas formas que no nos queda otra, más que intentar comprender por lo desesperado de su situación.

3.- De todo lo vivido hasta ahora, ¿cuál ha sido tu peor experiencia? es decir, la vivencia más negativa.

De todo lo vivido hasta ahora, lo que me parte el alma es mirar de frente, la cara de la desesperanza: el ver cómo personas como tú o como yo se derrumban delante de ti y no pueden ni mirarte a la cara por la vergüenza, ni pueden seguir hablando porque la pena les ahoga. Estas semanas, han llegado a mí, personas con historias desgarradoras como la de un padre con custodia compartida y ahora sin recursos, que tuvo que renunciar a ver a sus hijos durante el tiempo que le pertenecía, por no tener que darles de comer o la del matrimonio, donde el marido aun haciéndole falta, no pedía nada para él, tan sólo ayuda para las medicinas de su mujer. Muchas historias que voy anotando en mi cuaderno de bitácoras y que me producen un profundo pesar cuando no puedo atenderlas todas, al menos en la medida o con la urgencia que me gustaría.

4.- ¿Y tu mejor experiencia? es decir, la más positiva.

No sería capaz de identificar una única mejor experiencia, quizás me quedaría con todos esas pequeñas satisfacciones al final de la jornada; el trabajo en equipo que te hace llegar donde tú sola no alcanzas y  las solidaridad de las personas, casi siempre de forma anónima y silenciosa.

5.- ¿Con qué te quedas de todo esto?

Me quedo con el buen hacer y la empatía de las personas. El llevar a cabo el contratar este tipo de tratamiento para prevenir contagios a los empleados, me quedo con la esperanza de que cada uno, con su granito de arena. Vamos a hacer que esto solo quede en un mal recuerdo y que, entre todos, sumamos. Cuando todo esto pase, debemos de seguir con el buen hacer y el mismo tesón como hasta ahora.

6.- Y para finalizar, ¿qué necesitas, qué le pedirías al Cristo y a la Virgen?

A la Virgen y al Cristo, no les pido nada. A ELLOS les doy las gracias todos los días, por la familia en la que crecí, por la que he creado y por la otra, la que forman todas esas personas que han sido parte de mi vida y por las que en estos momentos, están a mi lado con la mano tendida por si caigo. A ELLOS les prometo no rendirme, no defraudarles y saber estar a la altura de los retos que han puesto en mi camino, de lo que esperan de mí, como alcalareña y como crucera.

En segundo lugar, traemos la experiencia de Ntra. Hna. María Dolores Arco Hidalgo, TCAE Hospital Virgen del Rocío, Bloque Quirúrgico.

1. ¿Estás realizando ahora mismo el mismo trabajo que desempeñabas antes de empezar la crisis? En el caso que tu trabajo haya cambiado, ¿en qué ha consistido el cambio?

Sigo trabajando en el mismo sitio (quirófano 31 del Hospital General). El trabajo en sí no ha cambiado mucho, solo algunos detalles. Por ejemplo, hemos añadido gafas y pantallas de protección facial a nuestro uniforme habitual, que ya incluía la mascarilla, los guantes, el gorro y el pijama típico de quirófano. Es verdad que estamos acostumbrados a vestir así, pero también es cierto que ahora es un poquito más incómodo. También se han simplificado las pequeñas conversaciones que teníamos con el paciente mientras lo íbamos conectando al monitor. Se hablaba de fútbol, de tiempo, etc. Y, por supuesto, de la Semana Santa que es mi tema favorito. Hablar de la vida cotidiana relajaba el ambiente y el paciente se sentía más cómodo entre nosotros. Ahora debemos mantener la distancia de seguridad y procuramos hablar poco dentro del quirófano, la empatía es más difícil de conseguir, pero, aun así, se consigue.

2.¿Cuando te diriges a tu lugar de trabajo qué piensas, en qué pones tus pensamientos? Y cuando llegas, ¿qué te encuentras?

Pues también han cambiado mis costumbres en ese sentido, porque antes me gustaba escuchar música yendo al trabajo y llegar bien despierta con las pilas cargadas a tope. Me gustaba ver el movimiento de la gente desde temprano. Unos, camino del trabajo o de la facultad, otros practicando deporte, etc. Tenía que salir a las 7:00h de la mañana para no llegar tarde. Ahora salgo a las 7:15h y llego de sobra, no hay tráfico, ni se ven jóvenes con sus mochilas. No hay casi nadie en la calle. Ya no escucho música, pongo las noticias. Antes, cuando llegaba al trabajo siempre nos dábamos los buenos días todos los compañeros por los pasillos.  Ahora nos saludamos con un leve movimiento subiendo las cejas, porque con la mascarilla puesta solo se ven los ojos. En general se habla poco.

3. De todo lo vivido hasta ahora, ¿cuál ha sido tu peor experiencia?, es decir, la vivencia más negativa.

Para mí ha sido muy duro que a algunas de mis compañeras las hayan reubicado en otros servicios.

4. ¿Y tu mejor experiencia?, es decir, la más positiva.

El porcentaje de afectados por el coronavirus no está llegando a niveles tan altos como en otras comunidades autónomas. Para mí eso es lo más positivo.

5. ¿Con qué te quedas de todo esto?

Me quedo con el compromiso de la gente, que ha sabido comprender la gravedad de la situación y ha respondido de manera ejemplar. Cada uno haciendo lo que debía. Unos trabajando y otros quedándose en casa, pero todos remando en la misma dirección. Es la única manera de llevar este barco a buen puerto.

6. Y para finalizar, ¿qué necesitas, qué le pedirías al Cristo y a la Virgen?

Les pido siempre lo mismo en este orden:
1º- PERDÓN. Por todas las veces que pueda equivocarme.
2º- SALUD. Para mi familia y todos los que me rodean.
3º- TALENTO. Para saber desenvolverme en las situaciones que cada día se presentan.
Finalmente, siempre termino mis oraciones dando GRACIAS a Dios.