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ENTREVISTA A NUESTROS HÉROES. VI.
Hoy compartimos dos entrevistas, en primer lugar a Ntra. Hna. Elizabeth María Pérez Fernández, Auxiliar de Clínica en ayuda a domicilio del Ayuntamiento de Alcalá del Río.
1.- ¿Estás realizando ahora mismo el mismo trabajo que desempeñabas antes de empezar la crisis? En el caso de que tu trabajo haya cambiado, ¿en qué ha consistido el cambio?
A raíz de esta pandemia q nos ha llevado a todo el mundo a una gran crisis , se ha decidido reducir a la plantilla a unos servicios mínimos para que corramos el menor riesgo posible. Nos centramos en las cosas más prioritarias para nuestros usuarios y las cosas más importantes de su vida cotidiana.
2.- ¿Cuando te diriges hacia tu lugar de trabajo qué piensas, en qué pones tus pensamientos? y cuando llegas, ¿qué te encuentras?
Cada segundo tengo en mi mente las noticias del día a día, ahora mismo con esta situación intento no abrir muchos vídeos o audios que nos van mandado a nuestros móviles, porque llega el momento que no sé si creer o no creérmelo, e intento q no me afecte para no trasmitirle miedo o temores a las personas con las que trabajo.
Siempre me he dedicado al cuidado de las personas mayores en residencias de mayores y desde hace 10 años a la ayuda a domicilio de nuestro pueblo pero, por desgracia ahora mismo nuestros mayores son los más vulnerables, ellos son los que más lo están padeciendo.
Cuando me dirijo cada mañana a mi puesto de trabajo lo primero que tengo en mi pensamiento es "Cristo de la Vera-Cruz, San Benito Bendito, cuídamelos". Y a empezar la tarea sin transmitirle a ellos ningún miedo y hacérselos a ellos lo más fácil y llevadero posible, ellos lo que peor llevan o incluso no entienden muy bien es el confinamiento de sus familiares, pero nosotros intentamos con nuestros medios que tengan un contacto diario. Gracias a Dios estoy recibiendo mucho apoyo por parte de
los familiares, en mi caso me lo ponen muy fácil y estoy recibiendo mucho apoyo moral, tenemos una relación diaria.
3. De todo lo vivido hasta ahora, ¿cuál ha sido tu peor experiencia?, es decir, la vivencia más negativa.
La peor experiencia, sin duda, la he vivido hace poquito, se me cayó el alma al suelo y no pude contener las lágrimas, fue muy duro, una sensación muy fría....Por problemas de salud mi usuaria tuvo que irse al hospital. Le pregunté al sanitario si se podía ir algún familiar o algún acompañante en la ambulancia con ella al hospital y, evidentemente, la respuesta fue un rotundo no: "en estos momentos por la situación en la que estamos viviendo está prohibido"... Esta hermana se encomendaba al Cristo yéndose y, gracias a Él, todo está bien.
4.- ¿Y tu mejor experiencia? es decir, la más positiva.
Lo valoramos ahora todo más, ellos nos intentan entender, y lo ven todo más positivo que incluso nosotros.
5.- ¿Con qué te quedas de todo esto?
Esta experiencia me está sirviendo para valorarlo todo más, como indicaba: le damos más importancia a cosas que antes nos daban más igual e intentamos aprovechar más cada segundo que te da la vida.
6.- Y para finalizar, ¿qué necesitas, qué le pedirías al Cristo y a la Virgen?
En mi mente los tengo siempre presente a mi Cristo de la Vera-Cruz y a mi Santísima Virgen de las Angustias y solo le pido que nos proteja, nos ayude, que paren este virus y nos den muchísima fuerza para hace frente a las adversidades y que no nos abandonen jamás. POR ESO MIS MAYORES Y YO NOS QUEDAMOS EN CASA.
En segundo lugar, compartimos la experiencia de Ntro. Hno. Jorge Manuel Romero Requena. Médico, Doctor en Medicina y Profesor Facultad de Medicina de Badajoz. Servicio de Medicina Interna del Complejo Hospitalario de Badajoz. Hospital Perpetuo Socorro.
1. ¿Estás realizando ahora mismo el mismo trabajo que desempeñabas antes de empezar la crisis? En el caso que tu trabajo haya cambiado, ¿en qué ha consistido el cambio?
Podría dar ambas respuestas, sí y no. Pero predominantemente sí lo ha hecho. No ha cambiado el hecho que sigo asistiendo y atendiendo pacientes. Sigo realizando atención a pacientes sin síntomas que nos haga sospechar enfermedad por coronavirus pues los ictus, los infartos, las hemorragias digestivas etc. siguen existiendo. Pero desde que se empezó a conocer a través de revistas científicas esta enfermedad sí ha cambiado mucho mi trabajo diario, pero no sólo en el aspecto profesional, sino docente y personal. En el aspecto profesional porque es una enfermedad desconocida y nueva en la que vamos aprendiendo, leyendo y comprobando a una velocidad vertiginosa que nos tiene desconcertados a todos. Lo que estudiamos por la mañana ha cambiado o se ha modificado parcialmente al terminar el día. Desde mis inicios como estudiante me enseñaron a acercarte al paciente no sólo físicamente sino humanamente, y esta enfermedad no te lo permite. El estar dentro de un equipo de protección individual, no te permite de la misma manera tomar el pulso, el aliento, comprobar las mucosas y otros signos que buscamos. No queda ahí, la situación se extiende a tener que informar a los familiares en la distancia, la mayoría de las veces por teléfono que enfría la relación médico-paciente. En el aspecto docente el cambio ha sido radical, las clases y prácticas quedaron suspendidas lo que para mí supone un aliciente, como es estar cercano a lo que fuimos y siempre seremos estudiantes. Fue muy triste, tener que comunicar a mis alumnos que las clases y prácticas se suspendían por indicaciones de la Universidad de Extremadura y el Servicio Extremeño de Salud. No sólo ha afectado a los alumnos sino que, como tutor de Médicos Residentes he tenido que suspender las rotaciones programadas para evitar también el hacinamiento laboral. Y en el aspecto personal para mí es el más preocupante, el confinamiento, necesario por supuesto, nos ha privado de libertad pero nos ha regalado tiempo para pensar en el núcleo familiar. Mi mayor preocupación es que no enferme nadie, pero sobre todo mi mujer, mis hijos y todos mis seres queridos sobre todo los abuelos.
2. ¿Cuando te diriges a tu lugar de trabajo qué piensas, en qué pones tus pensamientos? Y cuando llegas, ¿qué te encuentras?
Salgo caminando y tardo unos 15 minutos en llegar al hospital, es un momento en el que siempre doy los buenos días a mi padre por teléfono y después disfruto del aire, del paseo y del amanecer. Al entrar en el hospital siempre pido a mi San Benito, al Cristo y La Virgen que me ayude a hacer mi trabajo lo mejor posible y al entrar en mi despacho miro mi rincón, donde hay varias fotos muy importantes para mí: las imágenes del Cristo de la Vera-Cruz y la Virgen de las Angustias, la de María Auxiliadora, una foto de Chipiona, otra de la torre de Alcalá y el campanario de mi pueblo, San Ignacio. Cojo aire y a trabajar. Y cuando llego, estos días, encuentro mucha tensión: la desinformación nos lleva a ello, el personal sanitario de servicios generales como el mío está muy expuesto y sabemos que somos necesarios y no podemos permitirnos caer enfermos.
3. De todo lo vivido hasta ahora, ¿cuál ha sido tu peor experiencia?, es decir, la vivencia más negativa.
Asistir a una persona que fallece sola, en una habitación, sin nadie que le de la mano y certificar su muerte. No es lo habitual, cuando un enfermo no evoluciona bien suelo preparar al paciente si él lo desea y a la familia para los últimos momentos es un proceso que lleva su tiempo y precisa de su espacio y esta enfermedad no me lo permite. Informar posteriormente a los familiares y ver su duelo por no poder acompañar al paciente fue muy triste.
4. ¿Y tu mejor experiencia?, es decir, la más positiva.
El cariño que me muestran pacientes, familiares, compañeros sanitarios, vecinos, amigos y conocidos. Desde que inicié mi profesión he tenido la suerte de ver y sentir como mis pacientes y familiares me respetan y me quieren, tengo a diario evidentes muestras de ello pero en las últimas semanas es superlativo. No puedo olvidar que en el bloque donde vivo mi mujer y vecinos del mismo se pusieron a coserme partes del equipo de protección individual, gorros, protecciones para el cuello etc. Impresionante.
5. ¿Con qué te quedas de todo esto?
Con la fuerza de LA FAMILIA, mi familia, con mi mujer a la cabeza sin ella yo no podría centrarme sólo en trabajar y pelear contra esta enfermedad. Ella es madre, ama de casa, maestra, psicóloga y tantas cosas más. Sigo con mis dos tesoros Jorge y Felipe que han cogido el toro por los cuernos y están llevando desde casa el ritmo de estudios sin parar y la paciencia que están tenido para estar encerrados. Me quedo con el tiempo que este confinamiento nos está dando para ver que en la vida lo importante es tener salud, un plato de comida, algo de ropa para vestirte, un techo, un trabajo y mucho AMOR. Todo lo demás es secundario. Cuánto tiempo hacía que no disfrutábamos de estar en casa, leer, ver fotos antiguas, tomar café charlando, comprobar cómo nuestra ciudad tiene otro sonido, huele diferente (a limpia y en Badajoz ahora a Jara y no a tubos de escape), recordando a los seres que ya no están y tantos consejos como nos dieron o historias que ellos vivieron y que ahora valoramos. De esta situación hay que salir fortalecidos y pensar qué modelo de familia queremos, qué tipo de sociedad queremos, qué modelo político queremos. La vida nos ha dado un aviso. Mis seres queridos me han escuchado muchas veces decir que sólo hay un ser vivo dañino en la naturaleza y es el hombre, dejémonos de hacer daño a todo y todos y busquemos el amor hacia todo y todos y en eso nuestra hermandad y la palabra de Dios nos puede ayudar.
6. Y para finalizar, ¿qué necesitas, qué le pedirías al Cristo y a la Virgen?
En la actualidad que nos protejan y en el futuro que nos hagan instrumentos de su amor y nos enseñen el camino para lo que ha de venir. Les doy las gracias por tener a tantas buenas personas a mi alrededor sobre todo a mi compañera que me está enseñando lo que significa ser crucero. Cuidaros mucho, hermanos en la Vera-Cruz.