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Vía Crucis al Santísimo Cristo de la Vera-Cruz

Concluye este piadoso y emotivo ejercicio en el que nos hemos encomendado, por la mediación de la Virgen de las Angustias, al Cristo de la Vera-Cruz.

A las 21:00 horas dio comienzo el Vía Crucis al Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, en la Real Ermita de San Gregorio, con asistencia presencial de Hermanos y siendo retransmitido en directo a través de nuestro canal de YouTube. Pulse aquí para acceder a la retransmisión.

Contamos con la intervención musical de trío de capilla, interpretando el “Vía Crucis al Stmo. Cristo de la Vera-Cruz” de Ntro. Hno. D. Juan Manuel Velázquez Ruiz, del año 2002, además del Coro de nuestra Hermandad, estremeciéndonos con sus cantos. Asimismo, han sido los Hermanos que representaron a Jesús y los Apóstoles en "Pasión y Triunfo", en el pasado 2020, quienes han portado al Santísimo Cristo.

Junto a nuestro Párroco y Director Espiritual, D. José María Campos Peña, son nuestros Hermanos D. José Ignacio Zambrano Carranza y Dña. Angustias María Borrego Costa quienes han rezado este ejercicio y la reflexión.

Es digno reseñar las inéditas y preciosas las estampas que nos ha regalado este emotivo Vía Crucis.

Concluía el Vía Crucis con el Canto de la Plegaria a María Santísima de las Angustias, Madre del Cristo de  la Vera-Cruz.

Nos encomendamos al Cristo de la Vera-Cruz, por la mediación de la Santísima Virgen de las Angustias.

Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

Ofrenda a la Virgen: «Dame tu mano, María»

Dame tu mano, María,

la de las tocas moradas.
Clávame tus siete espadas
en esta carne baldía.
Quiero ir contigo en la impía
tarde negra y amarilla.
Aquí en mi torpe mejilla
quiero ver si se retrata
esa lividez de plata,
esa lágrima que brilla.
Déjame que te restañe
ese llanto cristalino,
y a la vera del camino
permite que te acompañe.
Deja que en lágrimas bañe
la orla negra de tu manto
a los pies del árbol santo
donde tu fruto se mustia.
Capitana de la angustia:
no quiero que sufras tanto.
Qué lejos, Madre, la cuna
y tus gozos de Belén:
- No, mi Niño. No, no hay quien
de mis brazos te desuna.

Y rayos tibios de luna

entre las pajas de miel
le acariciaban la piel
sin despertarle. Qué larga
es la distancia y qué amarga
de Jesús muerto a Emmanuel.
¿Dónde está ya el mediodía
luminoso en que Gabriel
desde el marco del dintel
te saludó: -Ave, María?
Virgen ya de la agonía,
tu Hijo es el que cruza ahí.
Déjame hacer junto a ti
ese augusto itinerario.
Para ir al monte Calvario,
cítame en Getsemaní.
A ti, doncella graciosa,
hoy maestra de dolores,
playa de los pecadores,
nido en que el alma reposa.
A ti, ofrezco, pulcra rosa,
las jornadas de esta vía.
A ti, Madre, a quien quería
cumplir mi humilde promesa.
A ti, celestial princesa,
Virgen sagrada María.