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Celebrado el XXII Festival Vera-Cruz con una masiva asistencia de hermanos.

El pasado sábado 21 de diciembre tuvo lugar este tradicional evento que organiza la Hermandad, como parte del programa de actos de Navidad.

Por segundo año consecutivo y ante el éxito de participación de los hermanos el pasado año, el Festival Vera-Cruz se desarrolló de nuevo en el salón La Alacena en formato de comida de convivencia navideña amenizada por las actuaciones musicales de nuestros hermanos más pequeños, que nos narraron una historia sobre la ilusión y la fe que tenemos que tener en esta época cristiana tan especial.

A la finalización del acto, ntro. Hermano Mayor dirigió a todos los asistentes estas emotivas palabras:

Queridos Hermanos en la Vera-Cruz:

Nada ha sido más potente en la historia de la Humanidad que el nacimiento de un niño en un pesebre al que se le llamó Jesús de Nazaret, nacimiento que transformó para siempre el mundo. Donde haya odio ponga yo amor, donde haya ofensa, perdón, donde hay discordia, armonía, donde haya error, póngase la verdad, donde haya duda, póngase la fe...

Nada ha sido más potente y transformador en nuestras vidas que nuestra fe pegada a la Cruz. Bajo la luz de la mirada de nuestra Madre de las Angustias.

Nada ha transformado tanto nuestras vidas que la lógica de la Vera-Cruz: la alegría de la esperanza, la escucha de la palabra de Dios, y el propósito de hacer el bien. 

Nuestro Cardenal Emérito Carlos Amigo Vallejo decía que “Las Hermandades de la Vera-Cruz siempre han ido en la búsqueda del desfavorecido. Aquel que desee encontrar a Cristo debe cuidar de sus hermanos”.

Esta Navidad reivindiquemos el efecto transformador del Nacimiento del niño Jesús. Y recordemos como mejor felicitación navideña nuestros orígenes, nuestra identidad y nuestros propósitos como Hermandad:
    • El propósito de siempre honrar a Dios  y el servicio para los pobres y necesitados.
    • El de la grandeza de la Cruz y la misericordia como oficio primordial del cristiano.
    • El propósito de formar a la Juventud en acción  y tradición.
    • Honrar con la Memoria colectiva a quienes nos enseñaron y nos acompañaron.
    • Fe y trabajo constante.

Todos estos propósitos se unen en un único mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado, dice Jesús.

En la Navidad laica que nos tratan de imponer, en el espectáculo de luces -sin identidad cristiana- que pretenden apagar nuestras oraciones, en estos tiempos de continuos cambio, en esta sociedad gobernada por la tiranía del “yo pienso” nuestra Hermandad vive y siente una Navidad distinta: alrededor del Niño Jesús.

Hoy quiero reivindicar una Navidad cristiana desde la ejemplaridad. Tenemos que ser verdaderos apóstoles en Alcalá del Rio. Esa es la razón de ser de una Hermandad. Por eso no estamos solos y llevamos la Cruz juntos.

Hoy quiero tener un recuerdo muy especial en voz alta para los hermanos que están necesitados, aquellos que su vida personal está rota, que no encuentran trabajo, amistad o aliento. ¿Quién no tiene una Cruz sobre sus espaldas? Quiero que nuestra Hermandad siga siendo un hospital para los que sufren. Y que ayudemos sin descanso incluso a quien no quiere dejarse ayudar. Tantos siglos de Historia que tenemos no dependen de las modas, ni de favoritismos, ni de cómo nos pretendan juzgar. Hay una verdad incontestable ganada a pulso por muchas generaciones de cruceros: Alcalá del Río no se entiende sin la Hermandad de la Vera-Cruz.

Si de mirar a Dios y al prójimo se trata, contad con nosotros. Para mí, decía San Pablo (Flp 1, 21), la vida es Cristo.

Por eso, Hermanos, las verdaderas luces de nuestra Navidad, la Navidad crucera, son las que están realmente en nuestro interior. Esas luces que no se apagan en todo el año, y que verdaderamente nos iluminan en los momentos de oscuridad. Y lo hacemos unos a otros. Nos alumbramos con el cariño de Hermandad porque no entendemos el camino de la fe en solitario sino en continuo Campamento.

Sigamos luchando por transformar la realidad, quiero que no nos conformemos con lo previsible, y que sigamos rezando juntos, y unos por los otros, y en ese camino quiero que sigamos potenciando nuestra unión. Que cada año cuando estemos esperando el Nacimiento del niño Jesús, pensemos que estamos en el camino que el Cristo y la Virgen esperan de nosotros.

En esa labor no se entiende nuestra vida de Hermandad sin nuestra vida espiritual como cristianos. Nos queda mucho por delante en los próximos años. Y en ese recorrido igual de intensa debe ser nuestra entrega para preparar los Actos del 50 Aniversario de la Coronación canónica de Nuestra Madre de las Angustias, que para vivir nuestro día a día pegados a la Cruz de los que sufren, con la mirada puesta en las tareas que se esperan de nosotros: vivir el Evangelio, ser escaparates de la palabra de Dios, hacer reconocibles a nuestros jóvenes.

Recuerdo hace muchos años las Navidades de brasero, mesa “camilla”, Festival y Misa del Gallo de madrugada. A pesar de que los tiempos cambian: el espíritu de nuestra Hermandad permanece. Prueba de ello es que hoy aquí estamos en oración comunitaria.  Alrededor de un único deseo: que la Navidad -igual que La Cruz- siga siendo el eje principal que mueve el mundo.

Feliz Navidad.
Vuestro Hermano Mayor.